LA RELIGIÓN ES EL OPIO DEL PUEBLO

La religión no expresa el verdadero significado de la palabra “dios” y no es un camino que dé respuesta a las preguntas que quieren dar significado a la vida.

Acerca del origen, los cristianos tiene una idea errada: omiten la fase de evolución física y cognitiva de la raza humana, ignoran cuanto tiempo realmente necesito el universo para desarrollar sus raíces, creyendo que los 7 días de los que la biblia habla, son igual cantidad de tiempo para los nuevos calendarios. Resulta difícil creer que en tan solo 160 horas aproximadamente, la tierra se creó, se desarrolló y evolucionó, y que al octavo día la supuesta evolución se detuvo. Esta teoría es un camino con errores que nos lleva a la teoría evolucionista. Y al omitir este proceso evolutivo, se omiten otras realidades como la diversidad racial.

Si hablamos de ese dios que las religiones desean invocar con su oración y su culto, nos encontramos con el hecho de que todas siguen una fuerza superior similar. Es decir, el dios verdadero es solo uno. Habría entonces que cuestionarnos ¿por qué existe más de una religión? ¿Por qué deberíamos encerrarnos en el culto de una de ellas, si todas aportan un granito de arena en la búsqueda de las respuestas acerca de la vida como su origen, su final, y las causas de sus eventos? Así que la única manera de escoger el camino correcto para llegar a descubrir el significado de dios, es liberarnos del yugo de pertenecer a una religión que durante tanto tiempo ha sido enemiga de la verdad y atrae a sus fieles con falsos e interesados predicamentos y sacrificios.

Contextualizándonos históricamente, hallamos en las páginas de la historia un capitulo que se repite una y otra vez; los abusos y atropellos en contra de la libertad por parte de la iglesia cristiana; pues se dedicó y se ha dedicado a acallar a toda costa la verdad, y a castigar la búsqueda de una refutación de cualquier afirmación planteada por su iglesia. Además se encarga de estar inmersa en todas las decisiones de nuestra vida, decide sobre nuestros gustos y costumbres y exige sacrificios llenos de interés e hipocresía, prometiendo una vida en otro mundo, de la que ellos y el resto del mundo saben muy poco.

Hablando de la costumbre de orar, de todas las religiones, podríamos decir que es un acto inútil digno de la ignorancia y los vacíos mentales que se tratan de llenar a toda costa, propia del acto desesperado de alguien que pudiendo, no estuvo en su lugar cuando debió, no cumplió sus compromisos cuando le correspondía, o no tiene el valor de admitir sus errores, culpando al dios al que antes tanto amaba y defendía de su actual situación, diciendo que esa era su divina voluntad y que nada la podía alterar. O espera descansar sobre el pobre pensamiento de que en el mundo todo esta predestinado y que por ende nada se puede interponer en su camino, ni siquiera la tarea que el mismo destino le ha encomendado; pues ese dios no nos concede los deseos por arrodillarnos a pedirlo en cambio nos da la capacidad para que salgamos al mundo real y hagamos que eso sea posible.

Podríamos concluir que la vida es una lucha constante e infinita entre el bien y el mal, que ese dios o deidad superior que la religión no ha podido entender y que en su afán de superioridad a ensuciado con falsos postulados y prohibiciones, es el que controla tanto el bien como el mal, es el responsable de las mas inhumanas catástrofes hacia la existencia del hombre y es una sola fuerza la que provee la suerte y la desdicha, la que nos obsequia alegrías efímeras para poder soportar sus divinos caprichos que tanto daño nos hacen.